Después de un largo viaje, finalmente llegamos a nuestro destino, dispuestos a tomar nuestras primeras fotos del lugar.
Viendo este número nos trae muy buenos recuerdos, cuando hace algunos años visitemos una masía y la bauticemos con el nombre de la masía n.º 20
Entramos en su interior para visitar la casa del vigilante, donde el silencio y la soledad nos transporta al pasado, solo interrumpido por el canto de algún pajarillo.
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